Enfermedad periodontal, colocación de implantes
La enfermedad periodontal es una patología bastante común, que afecta a una gran parte de la población. La caries dental, la gingivitis y la periodontitis son las afecciones más recurrentes, siendo esta última una de las causas principales de la pérdida de dientes.
Sí, a muchos pacientes les caen los dientes debido a un tratamiento inadecuado de la periodontitis, o bien a la falta del mismo. Ante esta situación, las visitas regulares a la clínica dental son verdaderamente importantes.Recomendamos acudir al consultorio al menos una vez cada seis meses, para así adoptar medidas de prevención y diagnosticar problemas de forma temprana, si los hay.
Los pacientes que han sufrido pérdida dental por esta enfermedad se plantean frecuentemente esta cuestión: ¿puedo colocarme implantes dentales si soy un paciente periodontal? Y a partir de la respuesta, aparecen muchas preguntas más. Los implantes dentales son la mejor solución para sustituir los dientes perdidos pero, ¿puede todo el mundo someterse a este tratamiento? Resolvamos los siguientes interrogantes:
Con enfermedad periodontal, ¿puedo colocarme implantes?
Los pacientes periodontales sí que pueden someterse a un tratamiento de implantes. Sin embargo, primeramente es importante tratar la enfermedad de forma apropiada en aquellos dientes naturales, que aún se conservan. Se consigue a través de una cirugía llevada a cabo por un odontólogo especialista en el sector. Aunque hemos dicho que sí pueden acceder al procedimiento, cabe destacar que los pacientes con enfermedad periodontal presentan más complicaciones con los implantes que aquellas personas sanas.
Si se han perdido los dientes debido a la enfermedad periodontal, los implantes dentales también se convierten en una buena opción. No obstante (y como ocurre con el caso anterior), es esencial solucionar la periodontitis antes de colocar las nuevas piezas en la cavidad bucal. Pero, ¿afecta esta patología a los implantes? Cuando se padece esta afección existe un mayor riesgo de infección. Para evitar episodios desagradables, insistimos en tratar primero la enfermedad y luego solucionar la pérdida de dientes.
Como ocurre con los dientes naturales, es crucial programar visitas de seguimiento una vez haya terminado la colocación de los implantes, y más si eres un paciente periodontal, puesto que estás expuesto a más riesgos por complicaciones. Resulta esencial que el dentista especializado controle la evolución de los tejidos y trate posibles inflamaciones cuanto antes.
¿Qué son las enfermedades periimplantarias?
Las enfermedades periimplantarias se comparan muy a menudo con la enfermedad periodontal. De hecho, es prácticamente lo mismo pero con una diferencia notable: una patología afecta directamente a los implantes y la otra a los dientes naturales. La inflamación inicial de la mucosa que rodea el implante se denomina mucositis periimplantaria, un tipo de inflamación que puede ser reversible si se realiza el tratamiento adecuado a tiempo. Cuando esta inflamación del tejido blando está compañada de una pérdida ósea en torno al implante, es entonces cuando nos referimos a la periimplantitis.
Las enfermedades periimplantarias, igual que la periodontitis, se pueden tratar mediante la cirugía adecuada. No obstante, más que conocer la solución, lo más importante es saber cómo prevenirlas. Una limpieza adecuada de los implantes dentales es la mejor de las recetas. Para ello, se pueden utilizar cepillos manuales, eléctricos, pastas dentales especializadas, enjuagues… el mercado está repleto de productos diseñados para mantener los implantes limpios. La técnica de cepillado e higiene general se asemeja a la que se aplica en los dientes naturales, pero con una particularidad: se centra en realizar una exhaustiva limpieza entre implantes o entre dientes e implantes. Para ello se pueden utilizar cepillos interdentales especiales, hilo dental o bien irrigadores.
Además de la limpieza en casa, la periimplantitis también se previene con visitas regulares de mantenimiento en la clínica dental. El dentista confeccionará el programa de mantenimiento que resulte adecuado para tus necesidades particulares. Por lo general, se recomienda como mínimo una visita al año, pero es posible que sea necesario seguir una terapia periodontal de apoyo durante los primeros meses después del tratamiento.