La ortodoncia infantil
La ortodoncia infantil debe de comenzar entre los 6 y los 8 años. A esa edad deben de ser las primeras visitas a realizar con nuestro ortodoncista de referencia. En la Clínica Dental Tonicollar es lo que recomendamos a nuestros pacientes con hijos, evitando así males mayores en la pubertad.
El tratamiento de ortodoncia temprana tiene como objetivo corregir problemas serios relacionados con la mordida y también guiar el patrón de crecimiento de la mandíbula. El tratamiento temprano también puede ayudar a hacer un espacio adicional en la boca para que los dientes permanentes se coloquen correctamente a medida que entran.
A esta edad los primeros molares permanentes están presentes en la boca. Esto brinda al ortodoncista la oportunidad de detectar una maloclusión en desarrollo.
Los incisivos también suelen comenzar a aparecer y puede ya haber problemas tales como apiñamiento, sobremordidas, mordidas cruzadas o mordidas abiertas.
Para ello, según la Sociedad Española de Ortodoncia (SEDO), es aconsejable realizar una primera revisión a los 6 años. Todo ello a pesar de que el crecimiento de los dientes parezca normal a simple vista.
Para algunos niños, el tratamiento temprano puede prevenir traumatismos en los dientes frontales que presenten mucho resalte. Por otra parte, los dientes muy apiñados pueden impedir una buena higiene bucal.
¿Por qué se recomienda empezar a los seis años?
La edad recomendada de seis años no es casual, sino que coincide con un periodo dentario trascendental que se conoce con el nombre de “dentición mixta”, que se produce entre los 6 y los 12 años.
Por dentición mixta entendemos la etapa en la que los dientes temporales conviven con los definitivos, ya que los primeros son reemplazados progresivamente por los segundos.
Dicho periodo se inicia con la erupción de los primeros molares definitivos superiores e inferiores.
Estos son los dientes que más pronto salen (entre los seis y los siete años) y tienen gran importancia para el posterior desarrollo de la boca.
Esto se debe a que dichos molares funcionan como una guía para la colocación del resto de piezas definitivas que quedan por salir.